Compramos con el oido

La sonoridad en el nombre de un producto puede afectar a nuestra decisión de comprarlo o no, según revela un reciente estudio publicado en la revista Journal of Consumer Research.

Los autores del artículo explican que son muchos los lingüistas que defienden que existe una correspondencia entre sonidos y significados (simbolismo sonoro). En concreto, parece que los seres humanos asociamos las vocales anteriores (i, e) con características como pequeño, largo, rápido y afilado; mientras que las vocales posteriores (o, u, a) representan lo grande, lento y redondo. Esto influye en los consumidores, que según revelan los experimentos estarían más dispuestos a comprar un cuchillo llamado Millen que otro llamado Mallen. Por el contrario, si se trata de un martillo, el mayor éxito de ventas sería para Mallen.

Si en la mayoría de los casos comemos con los ojos, para comprar usamos el oído. Según otro estudio sobre ingeniería acústica de la Universidad de Salford, en el Reino Unido, los sonidos de cientos de productos han sido ajustados en el laboratorio para buscar compradores, algo que se lleva haciendo desde hace casi una década.

Un ejemplo claro son los concesionarios de coches: lejos de lo que creemos, cuando vamos a comprar un automóvil lo primero en lo que nos fijamos no es en el ruido del motor, sino en el de las puertas al abrirse y cerrarse. Por eso, cuando los fabricantes tuvieron que reforzar las puertas por motivos de seguridad y los sonidos cambiaron introducieron más amortiguadores para causar una impresión más agradable al oído y modificaron el mecanismo de la cerradura para que hiciera el clic exacto que queríamos escuchar.

Eso mismo pasa en otros muchos campos. En las cámaras de fotos nuevas se han mantenido los sonidos de los viejos dispositivos por una cuestión asociativa del cliente. En las Harley Davidson,  incluso han llegado a intentar patentar el característico sonido de sus motores, tan copiados en otras marcas.

Conocer este dato podría marcar la diferencia entre el éxito o el fracaso en el lanzamiento de una nueva marca.

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