¿Discrepancias entre generaciones?
"Hay jóvenes viejos, y viejos jóvenes. Y en estos me ubico yo. Estos jóvenes viejos no se preguntan, cuántas viviendas faltan en nuestros países, y a veces ni en su propio país, hay muchos médicos que no comprenden que la salud se compra y que hay miles... y miles... y miles de hombres y mujeres que no pueden comprar la salud...". Esta parte de uno de los más recordados discursos de Salvador Allende llama la atención por su vigencia, 40 años después. Los principios no mueren. Quienes mueren son las personas, a veces los recuerdos. Mueren los que no tienen principios, los que se arrastran y pisotean la ética a cada paso, los que “traman”, los que ven el derecho de su nariz y sus intereses. Pero aquéllos que esculpen en bronce sus ideas, que propagan los principios y los lanzan a los cuatro vientos y se enorgullecen de sostenerlos, no mueren. Nos dicen adiós, pero continúan martillando con sus frases, sus opiniones y afirmaciones, aunque algunos las conside