Régimen 78: sus cenizas, nuestro amanecer
El régimen del 78 no se limita al Partido Popular, sino que abarca también al PSOE y ahora a "Sumar". Estos "falsiprogres" han aceptado operar dentro de un sistema diseñado para perpetuar los privilegios de las élites económicas y políticas surgidas de la Transición, excluyendo con malas artes a quienes realmente quieren acabar con este régimen.
Aquí hay algunos puntos clave para explicárselo a esos "progres de salón" que los apoyan y los votan:
1. La arquitectura del régimen:
El sistema político actual nace de una Transición tutelada por las élites franquistas, quienes diseñaron las reglas del juego para asegurarse de que nada esencial cambiara. Aunque el PSOE, IU y otros partidos se presenten como progresistas, han aceptado y reforzado este marco en lugar de desafiarlo.
2. Complicidad con los poderes económicos:
Tanto el PP como el PSOE, IU, sus sindicatos (UGT Y CCOO), y ahora Sumar (y los partidos que lo componen), han protegido -y siguen protegiendo- los intereses de grandes empresas, bancos, multinacionales y fondos buitre. Privatizaciones masivas (como las del PPSOE en los 90), recortes sociales y falta de medidas efectivas contra la corrupción son ejemplos claros de cómo han priorizado a las élites económicas sobre la ciudadanía. También lo hacen sus sindicatos.
3. El bipartidismo y sus variantes:
Durante décadas, el PP y el PSOE han protagonizado una falsa alternancia que da la impresión de cambio, pero mantiene intactos los pilares del régimen: la monarquía, el poder judicial conservador, los privilegios de la Iglesia y el modelo económico neoliberal. Sumar, lejos de romper con este esquema, parece dispuesto a integrarse en él, como se evidencia en su tibieza para cuestionar el poder estructural.
4. Represión y control del disenso:
Las cloacas del Estado, como la "policía patriótica" y las campañas de guerra sucia contra fuerzas como Podemos o los independentistas muestran que el régimen no tolera movimientos políticos que desafíen el "statu quo". Tanto PSOE como PP han utilizado estos mecanismos.
5. La ausencia de transformación real:
El PSOE y Sumar hablan de progreso, pero a menudo limitan sus acciones a gestos simbólicos o reformas superficiales. Mientras tanto, evitan reformas estructurales como el fin de la monarquía, la derogación de leyes laborales lesivas o la democratización de instituciones clave.
Conclusión:
El régimen del 78 es una red de complicidades que trasciende siglas. El PP representa su cara más conservadora, pero el PSOE y Sumar actúan como moderadores que apuntalan el sistema en lugar de enfrentarlo. Abrir los ojos significa dejar de creer en discursos cómodos y apoyar fuerzas como Podemos, que realmente buscan desmontar las bases del régimen y construir una democracia para las mayorías.
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