La traición mediática y política a la democracia.


La Sombra de Rajoy, el Silencio de la Progresía.

España, 2015. En los pasillos oscuros del poder, se tejen hilos invisibles. No eran simples rumores, ni el eco lejano de conspiraciones pasadas. Eran hechos, tan reales como el frío metal de las puertas cerradas. El Partido Popular, bajo el mando de Mariano Rajoy, construía en secreto su propia máquina de persecución. No buscaban la justicia, ni mucho menos la verdad. Su objetivo era claro: eliminar a un enemigo político. No en las urnas, no en el debate de ideas, sino en la penumbra de oficinas llenas de humo, donde se diseñaban informes falsos y se espiaba a diputados de una formación que se atrevió a desafiar su poder.


El caso Neurona no fue una investigación justa. Fue una cacería. Los medios lo sabían, pero ¿qué importaba la verdad cuando la narrativa estaba tan bien diseñada? La policía patriótica del PP era escoria enquistada en los estamentos más altos de Interior y tenía carta blanca para operar en las sombras. Lo que hicieron no fue sólo escandaloso, fue traición a la patria. Espiar a 69 diputados de Podemos, violando todo principio democrático, solo para que sus informes falsos llegaran a las portadas de los diarios. No buscaban la corrupción, la inventaban.

Pero lo más perverso no fue la traición del PP, no. Lo más obsceno fue el silencio cómplice de quienes se llaman a sí mismos progresistas. El PSOE, ese partido que debería haber levantado la voz con furia, se limitó a mirar hacia otro lado, como si la podredumbre del sistema no le afectara. Pedro Sánchez y su gobierno han sido espectadores silenciosos de la corrupción institucionalizada, de la erosión sistemática de los derechos. Y Sumar, la izquierda “renovada”, no ha hecho más que lanzar tibios comunicados, sin el coraje ni la determinación que el momento exige. El "progresismo" que tanto predican es solo fachada.

Los medios también tienen sus manos manchadas. Ya no solo Ferreras o Inda. También Xabier Fortes, Pablo Montesinos, Juama Lamet y tantos otros que hoy se hacen los sorprendidos, minimizan el impacto y debaten sobre la persecución a Podemos como si ellos no hubieran sido los portavoces del veneno que se escupía desde las cloacas del Estado. Ellos lo sabían. Sabían que eran bulos, pero los replicaron, los amplificaron, construyendo un relato falso que caló hondo en la sociedad. Se convirtieron en cómplices de la mayor traición a la democracia en la España reciente.

Este no es un escándalo más. Esto es mucho peor que el Watergate. En Estados Unidos, un presidente espió a un partido rival en una carrera electoral. En España, el gobierno de Rajoy usó el aparato del Estado, con la complicidad de las élites mediáticas y políticas, para destruir a una formación que representaba la esperanza de cambio para millones. No es solo un capítulo oscuro de nuestra historia; es una página negra que seguirá resonando por décadas.

Mientras en Estados Unidos la verdad salió a la luz y se cobraron cabezas, aquí, en esta España marchita, el caso Neurona ha sido archivado y nadie ha rendido cuentas. Nadie ha sido condenado. El régimen del 78 sigue vivo, blindado, y la progresía que tanto se llenaba la boca con la palabra "justicia" ha demostrado ser solo otro engranaje más en la maquinaria del poder.

Este caso no es solo la historia de una persecución. Es la prueba de que, en este país, ni hay ni ha habido democracia. Y mientras los poderosos sigan manejando los hilos desde la sombra, sin consecuencias, seguiremos siendo prisioneros de nuestra propia corrupción, con una verdad cada vez más enterrada bajo el ruido y la complicidad de quienes deberían defenderla. Por que Neurona solo es una más de las 30 causas judiciales falsas abiertas contra Podemos, todas igualmente archivadas. 

Y no soy el único que me pregunto ¿Quién repara el daño ahora? ¿Quién devuelve la credibilidad que destrozaste a base de mentiras, titulares podridos o comentarios jocosos y malintencionados? ¿Qué vas a hacer con todo el barro que le echaste encima?

Que vais a hacer todos los que os llenasteis la boca hablando mal de Podemos... ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué te tragaste todos esos bulos tan burdos, sin siquiera cuestionarlos? Callas, claro. El silencio es lo que queda cuando se descubre la verdad. ¿Vas a hacer lo mismo que las tribunas mediáticas y políticas que utilizaron el asunto para su propio beneficio haciendo escarnio público contra Podemos? Prácticamente nadie le ha dado el más mínimo tratamiento tras el archivo. Ni han pedido perdón por mentir, ni por airear sin fundamento bulos y falsedades. Están a otra cosa mariposa.

Y aunque ya han conseguido el objetivo de "debilitar" a Podemos y el daño producido ha sido tremendo, irreparable diría yo, voy a expresar lo que pienso al respecto del tema: Si el objetivo era “matar” a Podemos, no lo han conseguido. La herida, que es profunda, irá cicatrizando. La recuperación será lenta pero ya ha comenzado y las elecciones europeas ya fueron un dato a tener en cuenta. Sin embargo, ni esto es importante. Que sepas que el mayor perjuicio lo ha recibido la democracia española que vio alterados los resultados electorales de 2019 y 2023 por las prácticas de eliminar a quien disiente de las políticas neoliberales, a quien intenta hacer lo que dice para que la gente viva mejor. Lo que ha supuesto todo esto, en sí mismo, es sentar un gravísimo precedente. Y de hecho ya es una amenaza real para acabar por completo con nuestro débil sistema democrático y con la poca soberanía popular que nos quedaba. 

El lawfare se ha llevado por delante el poco buen nombre que le quedaba a la justicia española. La actuación de determinados jueces han contribuido a desprestigiar totalmente el trabajo de la judicatura. A esto ha contribuido activamente la acción política del PSOE y el PP, con su reparto de jueces. En definitiva, el daño está hecho, la cuestión es quién y cómo se repara. 

De momento, si te parece, defendamos con fuerza nuestra democracia y saquemos a los falsos y a las falsas de la rueda. 




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